La tundra (que significa: llanura sin árboles o tierra infértil) se describe como la región biogeográfica polar, cuya vegetación es de bajo crecimiento más allá del límite norte de la zona arbolada. Es un bioma que se caracteriza por su subsuelo helado, falta de vegetación arbórea, lo que se debe al estrés del frío glacial; los suelos, que están cubiertos de musgos y son pantanosos.
Se extiende principalmente por el hemisferio norte: en el extremo norte de Rusia, Alaska, norte de Canadá, sur de Groenlandia y la costa ártica de Europa. En el hemisferio sur se manifestó con temperaturas mucho más parejas durante el año y en lugares como el extremo sur de Chile y Argentina, islas sub antárticas como Georgia del Sur y Auckland.
También existen biomasas similares a los de la tundra por efecto de altura, como en el Tíbet y en diversos niveles de las montañas alrededor del mundo. Los climas de tundra normalmente un mes al año tienen una temperatura promedio lo suficientemente alta como para derretir nieve (0° C), pero ningún mes con una temperatura promedio superior a 10° C, por lo que grandes extensiones se calculan en pantanos; esto sucede por el deshielo y porque los suelos no permiten que se filtre el agua, debido al permafrost, que favorece la solifluxión.
En zonas cercanas, en torno a los círculos polares, donde los inviernos son extremadamente fríos y los veranos cortos y frescos, tienen lluvias ligeras en verano y nevadas el resto del año. Su clima polar propicio que durante los largos inviernos la temperatura permanente en promedio a -28° C y que el terreno está cubierto por hielo y nieve. La fauna tiene la necesidad de protegerse del frío. Algunos animales experimentan un denso pelaje y acumulan una gran cantidad de grasa subcutánea para aislar del frío. Algunos migran en épocas muy frías, como el caribú (o reno).
En ecosistemas litorales, las aves y los mamíferos litorales, como focas y lobos de mar, también son un componente importante migratorio. Dado lo anterior y la poca diversidad de presas, los cambios de uno afectados al conjunto, de ahí las grandes fluctuaciones poblacionales periódicas de las tundras. Existen herbívoros como el toro almizclero, la liebre ártica, la cabra nival y el lemmino; y carnívoros como el oso blanco (en el extremo norte), el lobo, el halcón gerifalte, el oso kodiak y el búho nival. La vida vegetal se ve expuesta a bajas temperaturas, lo que dificulta su supervivencia, además la obtención de agua resultante escasa, pues esta se encuentra congelada durante la mayor parte del año.
Además, la materia inorgánica mineralizada es muy pobre, debido a la baja tasa de descomposición de la materia orgánica. En las tundras, donde las temperaturas son inferiores a 10° C en el mes más cálido y los períodos sin hielos tienen una duración inferior a tres meses al año, se imposibilita el crecimiento arbóreo, por lo que las plantas comunes son los musgos y los líquenes , que no pasan los 10 cm de altura, ya que los fuertes vientos les impiden alcanzar un mayor desarrollo.
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