El zoroastrismo, por el nombre de su fundador e iniciador, es la denominación de la religión y filosofía que, derivada de una religión anterior denominada mazdeísmo, se funda en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro (o Zarathustra), que reconocen como divinidad a Ahura Mazda, considerado por Zoroastro como el único creador de todo, el único que no fue creado por nadie.
El rey persa Ciro el Grande era seguidor de esa religión. El zoroastrismo se formó hace unos 3600 en la región noroeste de Irán (Persia) y sus creencias fueron transcritas en lo que se conoce como el Avesta. Se dice que el zoroastrismo es una de las primeras religiones monoteístas del mundo, aunque se puede considerar al zoroastrismo como un henoteísmo, la creencia en la existencia de un dios principal pero que no es el único dios que existe.
El zoroastrismo ejerció una clara influencia en otras religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam. Los zoroastristas veneran el fuego eterno, símbolo divino. Zaratustra predicaba un dualismo basado en la batalla entre el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas. El principio de Zaratustra es que existe un espíritu Spenta Mainyu, identificado posteriormente como Ahura Mazda u Ormuz, y un espíritu malvado Angra Mainyu asimilado a Ahriman, opuestos representando el día y la noche, la vida y la muerte. Estos espíritus coexisten en cada uno de los seres vivientes.
El Avesta es la colección de textos sagrados del zoroastrismo. Aunque algunos de los textos son muy antiguos, el compendio conocido actualmente es, esencialmente, el resultado de una redacción que se cree se realizó durante el reinado de Sapor II (309-379). Sin embargo, desde entonces se han perdido partes importantes, especialmente después de la caída del Imperio persa, cuando el zoroastrismo es sustituido por el islam.
La parte más antigua del Avesta (el texto sagrado de los zoroástricos) está constituida por himnos, los Gatha, se considera que han sido transmitidos oralmente durante siglos antes de tomar la forma escrita y que han podido ser compuestos por el propio Zaratustra. Ahura Mazda le habría dado la misión de renovar la antigua religión, confirmándose como el único dios del Bien, la encarnación de la Luz, de la Vida y de la Verdad.
Zaratustra condena el culto del haoma y, entre otros, el sacrificio del Toro que es el animal más sagrado reconocido por Zaratustra; Ahura Mazda era inmortal por sí mismo, sin la práctica de los sacrificios. En lo sucesivo el fuego no se venera como un dios, sino como un aspecto principal de Ahura Mazda. Es central en el zoroastrismo el énfasis en la elección moral, de la vida como batalla por acercarse o alejarse del bien. Según los Gatha, las personas son libres y seres responsables.
La predestinación es rechazada por esta filosofía religiosa. Los humanos son responsables de su situación, y deben actuar para cambiarla. La recompensa, el castigo o la felicidad, depende de cómo las personas vivan su vida. El bien transpira de aquellos que actúan correctamente, y los que actúan mal se dirigen hacia su ruina moral. La moral zoroastrista se resume en la frase buenos pensamientos, buenas palabras, buenos actos (Humata, Hukhta, Hvarshta en avéstico).
Esperan al salvador Saosyant, cuando llegue el final de los tiempos se producirá la resurrección de todos los muertos. Las almas deberán cruzar un puente (Chivat), y serán juzgadas por sus pensamientos, palabras y actos, cuando el mal es eliminado, todas las almas se reúnen, por lo tanto la salvación es universal. La cuestión de si Ciro II era zoroastrista está sujeta a debate. En cualquier caso le influenció hasta el punto de no imponer una religión en Persia y permitir a los judíos cautivos volver a Canaán cuando los persas tomaron Babilonia en 539 a.E.C. Se desconoce si Darío I, aunque ciertamente devoto de Ahura Mazda, era un seguidor de las enseñanzas de Zoroastro.
Darío I y sus sucesores mostraron su devoción a Ahura Mazda en inscripciones, permitiendo a las religiones coexistir. Casi nada se sabe del estatus del zoroastrismo bajo los imperios seléucida y parto, que gobernaron Persia tras la invasión de Alejandro Magno en 330 a.E.C. Con anterioridad al siglo XI, el zoroastrismo había llegado al norte de China a través de la Ruta de la Seda, obteniendo estatus oficial en algunas zonas de China. Ruinas de templos zoroastristas han sido encontradas en Kaifeng y Zhenjiang.
En cualquier caso, la influencia del zoroastrismo puede apreciarse en el budismo, especialmente en el simbolismo de la luz. Adicionalmente, la figura del diablo, originalmente sirviente de Dios, vino a asemejarse a la de Ahriman, el enemigo de Ahura Mazda. TambiŽn, la figura del Mesías, que inicialmente era un Rey futuro de Israel que salvaría a su pueblo de la opresión, evolucionó, en Isaías, en un Salvador del pueblo judío y el resto del mundo muy similar al Saoshyant persa (iraní). Otros puntos de comparación entre Persia (Irán) e Israel incluyen la doctrina de el último Juicio, el libro celestial en el que se inscriben las acciones humanas, la Resurrección, la transformación final de la tierra, el Paraíso en la tierra o en el Cielo, el Infierno, etc.
El zoroastrismo ha sido propuesto como la fuente de los aspectos pos-Torah más importantes del pensamiento religioso judío, que emergió durante la cautividad babilónica. En el siglo VII, la dinastía Sasánida fue derrocada por los árabes. Quienes habían permitido la práctica del zoroastrismo libremente. Hubo un lento pero permanente movimiento de población en Persia hacia el islam. La nobleza y las personas de la ciudad fueron los primeros en convertirse.
El islam se extendió más lentamente entre los campesinos. Muchos zoroastristas se marcharon, entre ellos varios grupos que se establecieron en la India, donde se les aceptaba. A estos se les llama parsis y son más de cien mil. El número de zoroastristas se ha reducido significativamente en los últimos siglos, pero la religión continúa viva y dinámica.
La mayor parte de seguidores de esta religión se encuentran en la India e Irán. También hay unos 10,000 parsis en Pakistán y unos 2,500 parsis en Sri Lanka. Son una comunidad muy próspera dedicada al comercio, a la administración y a las profesiones liberales, pero su número es cada vez menor.
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